Por un ITEI que tutele el derecho a la información de los jaliscienses
Por un ITEI que tutele el derecho a la información de los jaliscienses
Por Juan Larrosa-Fuentes, integrante del CEPAD AC
Comentario editorial para Radio Universidad Puerto Vallarta, 15 mayo de 2013
La semana pasada, la Comisión de Participación Ciudadana del Congreso del Estado de Jalisco, publicó la convocatoria para elegir a un nuevo Presidente del Instituto de Transparencia e Información Pública del Estado (ITEI). Este proceso no es menor y requiere del ojo crítico de la sociedad, pues de ello depende que este instituto continúe por un camino de baja autonomía y rendimiento o que por el contrario, se convierta en un espacio que marque un claro contrapeso a los poderes públicos.
Luego que durante el primer lustro del siglo XXI en Jalisco se viviera un importante desarrollo de la transparencia en el estado, en tiempos recientes hemos observado claros retrocesos, como fue la elección de Jorge Gutiérrez Reynaga, actual presidente del ITEI o la aprobación de una nueva ley de transparencia en 2011, que de un plumazo eliminó una serie de derechos que los jaliscienses teníamos con la ley promulgada en 2005.
En julio de 2009, los entonces diputados del Congreso de Jalisco, eligieron a Gutiérrez Reynaga, luego de un proceso plagado de irregularidades y poco transparente. Los expedientes de los contendientes no fueron analizados a profundidad y muchos de los participantes fueron desestimados por cuestiones políticas, cuando tenían méritos suficientes para ganar la convocatoria. Al final, los diputados dejaron a la suerte la elección y recurrieron a la insaculación. Curiosamente, quien resultó electo fue Jorge Gutiérrez Reynaga, un funcionario con muy poca experiencia en el tema de la transparencia y con un perfil público bajo. En otras palabras, Gutiérrez Reynaga cumplió con un perfil ubicado en las antípodas de Augusto Valencia, anterior presidente del Instituto.
Esta elección, sin duda, marcó el rumbo del ITEI desde entonces. Gutiérrez Reynaga llegó al instituto a poner orden en las finanzas, a realizar nuevas contrataciones y a “cumplir” con su trabajo. Por el contrario, no buscó hacer frente a los grandes escándalos de corrupción del gobierno del estado, como fue el caso de los Juegos Panamericanos, ni tampoco presionó para que el Congreso o del Poder Judicial transparentaran su actuación. No buscó reducir los sueldos de los empleados del ITEI, mucho menos una nómina onerosa y que tiene por objetivo pagar favores a los distintos partidos políticos. En 2011, cuando el Congreso dio el albazo con la aprobación de una contrarreforma, la voz del ITEI fue tímida y complaciente con el poder.
Pero lo más importante, desde 2009 tenemos en el ITEI a un funcionario público que, como un buen cuenta chiles, solo se ha dedicado a administrar una institución que maneja un gran presupuesto. Por el contrario, no se ha constituido en un defensor del derecho a la información de los jaliscienses quienes queremos saber las cuentas del Congreso, los gastos de comunicación social de los municipios o las cuentas finales de los Panamericanos. Al día de hoy, eso, y muchas cosas más, no las sabemos.
Por estas razones, el proceso de elección del presidente del ITEI es de suma importancia para la vida pública del estado. Estamos ante un escenario de continuidad o de cambio. Es tiempo, entonces, de exigirles a los diputados que busquen el mejor perfil para dirigir una institución fundamental de la democracia jalisciense.