“Ausencias que se nombran, voces que se encuentran, tejiendo el cuidado colectivo”: Encuentro Nacional con infancias, adolescencias y personas cuidadoras que buscan a sus familiares desaparecidxs
“Ausencias que se nombran, voces que se encuentran, tejiendo el cuidado colectivo”: Encuentro Nacional con infancias, adolescencias y personas cuidadoras que buscan a sus familiares desaparecidxs
Los días 15 y 16 de agosto, por parte del Centro de Justicia para la Paz y el Desarrollo, A.C. (CEPAD) realizamos en Guadalajara, Jalisco el primer Encuentro Nacional “Ausencias que se nombran, voces que se encuentran, tejiendo el cuidado colectivo”, un espacio en el que participaron más de 70 personas, entre niñas, niños, niñes, adolescentes, juventudes, y sus personas cuidadoras quienes tienen a una persona familiar desaparecida, provenientes de distintas entidades federativas, tales como Ciudad de México, Colima, Estado de México, Guanajuato, Jalisco, Michoacán, Nayarit, Nuevo León, Puebla, Sonora, Veracruz y Zacatecas.
Este encuentro, el cual constituyó el primero de esta naturaleza que se realiza a nivel nacional, tuvo como propósito generar un espacio de diálogo, reconocimiento e intercambio sobre las experiencias, desafíos e impactos que ha dejado la desaparición de sus seres queridos, así como sobre las estrategias y herramientas de resistencia y cuidado colectivo que las familias han construido a lo largo de los años de este caminar.
A través de las sesiones colectivas con perspectiva psicosocial organizadas por grupos diferenciados por edades, y también en espacios intergeneracionales, buscamos fortalecer los vínculos familiares y favorecer el diálogo y comprensión mutua, así como abrir la posibilidad de nombrar emociones y experiencias de violencia vividas. Asimismo, las niñas, niños, niñes, adolescentes y juventudes participaron en actividades pensadas para expresar sus sentires, identificar los malestares y compartir sus experiencias, encontrando las formas de nombrar la ausencia, mediante las palabras, pero también a través de dinámicas artísticas y lúdicas. Estos espacios les permitieron encontrar formas propias y creativas de narrar lo que han vivido y, al mismo tiempo, asegurar que pudieron sentirse escuchadxs y acompañadxs entre pares, considerando que si bien hay impactos compartidos, nos ha quedado claro que las infancias, adolescencias, juventudes y personas adultas viven la desaparición de manera distinta y tienen necesidades específicas que deben ser visibilizadas y atendidas.
